Patrimonio, un bien no renovable
Una nueva generación de arquitectos comprende que poner en valor es más redituable que derribar.
El patrimonio arquitectónico hace referencia a aquellas obras que debido a una serie de razones y acontecimientos, no siempre artísticas o técnicas, definen para siempre al entorno. Es lo que le da materia a la ciudad, revelando en sus muros el paso del tiempo.
Es una construcción colectiva e indivisible entre lo material e inmaterial.El despliegue profesional de la conservación patrimonial surge a partir de la Segunda Guerra Mundial, cuando Europa resulta arrasada. En ese momento, se empieza a discutir qué es lo que vale la pena restaurar y qué conviene conservar.La pregunta que surge es si hay o no conciencia real sobre la preservación. Hubo barrios donde se ha perdido casi todo como consecuencia del negocio inmobiliario mal entendido. Han sido, prácticamente, mutilaciones. De algunos cafetines emblemáticos no ha quedado nada. En otros, sólo ha perdurado una partecita del frente histórico.Es triste pensar que de los 150 palacios que había, quedan sólo 40. Afortunadamente, está habiendo una evolución de la conciencia cultural y hoy se cuenta con legislaciones favorables en aras de catalogar sitios que sean incluidos en un Area de Patrimonio Histórico (APH) en la que no se pueden alterar las edificaciones originales.
Hubo barrios donde se ha perdido casi todo como consecuencia del negocio inmobiliario mal entendido.
Alrededor de 152.000 inmuebles y 50 áreas de Buenos Aires cuentan con protección patrimonial. Afortunadamente, el tema del patrimonio ya no es cosa de dos o tres almas aventureras y nostálgicas sino que hoy está instalando en la agenda pública. La nueva generación de arquitectos comprende que poner en valor es más redituable que derribar.Finalmente, comienza a entenderse que el patrimonio es un bien no renovable y ya se sienten vientos favorables para el rescate del acervo porteño.*Por Mariela Blanco. Periodista, autora del libro "Leyendas de ladrillos y adoquines"