POLITICA

Por qué el papa Francisco nunca viajó a Argentina en sus 12 años de papado

El legado de Francisco: Un Papa entre dos mundos

Cuando Jorge Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, partió hacia el cónclave en el Vaticano en 2013, pocos imaginaron que ese viaje marcaría el fin de su vida en Argentina. A sus 76 años, y lejos de ser el favorito para suceder a Benedicto XVI, Bergoglio se preparaba para un retiro tranquilo en su ciudad natal. Sin embargo, el destino tenía otros planes, y su elección como Papa Francisco sorprendió al mundo, iniciando un pontificado de 12 años.

A pesar de su inesperada ascensión, Francisco siempre mantuvo un fuerte vínculo con su país. A través de cartas y conversaciones, demostró un interés constante en los acontecimientos argentinos, desde el fútbol hasta la cultura. No obstante, su decisión de no visitar Argentina durante su papado generó controversia.

La ausencia del Papa en su tierra natal, a pesar de sus viajes a países vecinos, alimentó la percepción de un distanciamiento. Esta decisión, según sus allegados, fue motivada por el deseo de evitar la politización de su figura en un país marcado por la división política. Francisco buscaba ser un instrumento de unidad, pero la polarización argentina dificultó su regreso.

La relación de Francisco con Argentina fue compleja. Inicialmente, su elección generó un gran orgullo nacional. Sin embargo, con el tiempo, la decepción se hizo sentir. Encuestas revelaron una disminución en su imagen favorable, alimentada por críticas de diversos sectores. Los conservadores cuestionaban sus reformas, mientras que otros esperaban cambios más profundos. Además, su pasado durante el régimen militar argentino generó debates, aunque testimonios de su ayuda a perseguidos políticos matizaron las críticas.

La "grieta" política argentina, la profunda división entre peronistas y antiperonistas, fue un factor determinante en su decisión de no regresar. A pesar de negar afiliaciones políticas, Francisco fue percibido por algunos como cercano al kirchnerismo, lo que generó rechazo en sectores de la oposición.

A pesar de las críticas, muchos argentinos, especialmente en las zonas periféricas, admiraban a Francisco por su humildad y su defensa de la justicia social. Su mensaje de esperanza y solidaridad resonó en un país marcado por la crisis económica.

Aunque nunca regresó, se cree que Francisco consideraba a Argentina como el destino final de su pontificado. Sin embargo, su misión trascendió las fronteras nacionales, convirtiéndose en un "Papa del mundo". Como afirmó el actual arzobispo de Buenos Aires, "A Bergoglio muchas veces los argentinos no lo hemos dejado ser Francisco".

El papado de Francisco fue un viaje entre dos mundos: su profundo amor por Argentina y su vocación universal como líder de la Iglesia Católica. Su legado, marcado por la humildad, la justicia social y el diálogo, seguirá siendo objeto de reflexión en su tierra natal y en todo el mundo.

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